(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 13 de Diciembre de 2006)
En el tratamiento de los síntomas vestibulares al menos dos grupos de
fármacos pueden ser considerados: los antieméticos y los sedantes
laberínticos, que incluye tres grupos farmacológicos: antihistamínicos,
anticolinérgicos y benzodiacepinas. Los sedantes laberínticos procuran entre
otros efectos reducir el nistagmus producido por el desequilibrio vestibular
y la hipersensibilidad al movimiento. Un grupo aparte serían los bloqueantes
de los canales del calcio. D. A. Yacovino and T. C. Hain.
[The pharmacology of vestibular disorders].
Rev.Neurol. 39 (4):381-387, 2004; realizan una excelente revisión
del tratamiento farmacológico del vértigo.
Anticolinérgicos. Son sustancias que inhiben los receptores
muscarínicos, como la escopolamina o la atropina. Estas sustancias aumentan
la tolerancia al movimiento. En esta indicación buscamos anticolinérgicos
que atraviesen la barrera hematoencefálica y tengan por tanto acción
central. Sin embargo, también de be tenerse en cuenta que todos os
anticolinérgicos utilizados en el tratamiento del vértigo tienen efectos
secundarios como sequedad de boca, dilatación pupilar y sedación.
Antihistamínicos. A nivel central inhiben la sensibilidad al
movimiento y reducen la gravedad de los síntomas. Por lo general todos los
antihistáminicos utilizados para esta indicación tienen actividad
anticolinérgica.
Benzodiacepinas. Su efecto se ejerce a través de la modulación del
GABA, de forma que con dosis bajas son sumamente útiles en el manejo del
vértigo. Se prefieren las benzodiacepina de vida media corta como el
loracepam o el diacepam.
Bloqueantes de los canales del calcio. La flunaricina y la cinaricina son
los agentes utilizados para esta indicación con mas frecuencia. Debe tenerse
en cuenta que la células ciliadas vestibulates poseen gran cantidad de
canales del calcio, por lo que supone que este es el mecanismo de acción.
Además los antagonistas de los canales del calcio poseen actividad
anticolinérgica y antihistamínica.
Antieméticos. La vía de administración del medicamento elegido
dependerá de la intensidad de los síntomas, la vía oral se prefiere para el
control de los síntomas leves, en tanto la vía sublingual o intravenosa en
el caso de síntomas mas intensos. Por otro lado algunos medicamentos
utilizados como sedantes vestibulares, como las fetotiacinas, tienen
propiedades antieméticas. La metoclopromida es un antagonista dopaminérgico
y un potente antiemético central, aunque carece de efectividad en la
sensibilidad al movimiento. El sulpiride es un potente bloqueador de los
receptores dopaminérgicos que ejerce su efecto en la zona quimioreceptora
gatillo que resulta útil en el control del vértigo agudo que se acompaña de
síntomas autonómicos; su principal inconveniente es la facilidad con que
origina síntomas extrapiramidales. Los inhibidores de la 5-HT3, como el
ondansetron no son útiles en el control de la sensibilidad al movimiento.
Glucocorticoides. Pueden resultar útiles en patología vestibular a
través de varios mecanismos: Su acción antiinflamatoria y aumentando el
patrón de descargas en el núcleo vestibular. Los corticoides han mostrado en
algunos estudios ser efectivos para el control de la enfermedad de Meniere y
la enfermedad autoinmune del oído interno. En líneas generales los
corticoides pueden ser útiles como agentes que aceleran la compensación
central del cuadro vertiginoso; sin embargo, en patología aguda esta
indicación no debe ser tenida en cuenta en la práctica. No ocurre lo mismo
en las patologías crónicas donde la aceleración de la compensación central
puede mejorar notablemente el pronóstico.
En la práctica clínica los objetivos de la intervención farmacológica en las
alteraciones vestibulares van aser:
-
Disminuir la sensación subjetiva y displacentera del vértigo.
-
Controlar las náuseas y los vómitos.
-
Evitar las recurrencias.
-
Controlar la llamada sensibilidad al movimiento.
Dr. José Uberos Fernández
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