(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 28 de Septiembre de 2005)
El síndrome de Lemierre o necrobacilosis es un infrecuente y grave
proceso, que con una incidencia de 0.8 casos por millón y año, esta
sufriendo en los últimos años un progresivo incremento. Entre las
razones de este incremento se citan el aumento de cepas de F.
necrophorum productoras de betalactamasas. M. Duong and Jodi Wenger.
Lemierre Syndrome. Pediatric Emergency Care
21 (9):589-593, 2005, realiza una revisión de esta patología,
apropósito de la presentación de un caso clínico en un adolescente de 17
años.
Debe su nombre al médico francés Lemierre, quien relaciona en 1936 la
existencia de faringitis o abscesos periamigdalinos con el desarrollo de
sepsis por anaerobios. Se caracteriza por una faringitis que se sigue de
una sepsis por fusobacterium, trombosis de la vena yugular interna y
abscesos metastásicos. A diferencia de las sepsis por gram negativos que
suelen ser mas frecuentes en pacientes con enfermedades crónicas, el
síndrome de Lemierre afecta habitualmente a adolescentes previamente
sanos.
Fusobacterium necrophorum es el microorganismo
habitualmente aislado, se trata de un bacilo gram negativo, anaerobio
estricto, no móvil, no formador de esporas. El desarrollo de
necrobacilosis es multifactorial, F. necrophorum es un comensal
de la orofaringe, se supone que su penetración a través de las mucosas
faríngeas requiere su lesión por infecciones previas de tipo viral o
bacterianas.
El diagnóstico inicial es clínico. El dolor y la tumefacción del cuello
pueden ser acusados. La constatación de la historia de un proceso
faringoamigdalar previo puede ser de ayuda. Los cultivos microbiológicos
requieren cultivo en medios de cultivo anaerobios, que no se realizan
habitualmente. En el momento de presentación la faringitis puede ya no
ser evidente, las manifestaciones de tromboflebitis de la vena yugular
interna, las manifestaciones de sepsis con coagulopatia, artritis
séptica pueden ser las manifestaciones iniciales de la enfermedad. La
ecografía o el TAC es de ayuda en la identificación de las lesiones
vasculares del cuello.
En su tratamiento se recomiendan el metronidazol y la piperazilina
tazobactam. En los pacientes que inician una respuesta favorable al
tratamiento antibiótico la anticoagulación es obligada, el tratamiento
quirúrgico suele ser necesario en menos del 8% de los pacientes.
Dr. José Uberos Fernández
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