martes, 2 de mayo de 2017

Crup: Actualización sobre su manejo

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 12 de Enero de 2006)

    El crup o laringotraqueobronquitis afecta todos los años a un 3% de la población infantil de menos de 6 años; con una incidencia máxima entre 1 y 2 años de 60 casos/1000 niños-año. La sintomatología que por regla general comienza de forma abrupta tiene una duración autolimitada de aproximadamente 48 horas y se relaciona con una infección de la vía aérea superior con edema de la mucosa laríngea, seguida por necrosis epitelial. El crup es producido por gran variedad de virus, los mas frecuentes el parainfluenzae tipo 1 y 3, influenzae A y B, adenovirus, virus respiratorio sincitial y Mycoplasma pneumoniae.
Las manifestaciones clínicas incluyen la existencia de tos, ronquera, estridor inspiratorio con utilización de la musculatura respiratoria accesoria. Puede ocurrir fiebre. El empeoramiento de la dificultad respiratoria origina irritabilidad, fatiga y cianosis.
Los síntomas sugerentes de crup deben plantearnos también otros diagnósticos alternativos. En ocasiones la traqueitis bacteriana es difícil de diferenciar del crup de origen viral, máxime cuando en ocasiones puede ser secundaria a sobreinfección bacteriana tras un crup viral; diversos patógenos bacterianos se han implicado en este proceso: Estreptococo del grupo A, Moraxella catharralis, Estafilococo aureus, Estreptococo pneumoniae y Haemophilus influenzae. En un niño con fiebre alta, aspecto tóxico y escasa respuesta al tratamiento con adrenalina nebulizada debe sospecharse una traqueitis bacteriana como diagnóstico y recibir tratamiento con antibioterapia IV y monitorización de la función respiratoria. Otro diagnóstico alternativo, infrecuente desde la introducción de la vacuna frente al Haemophilus influenzae tipo B, es la epiglotitis. La existencia de disfagia, babeo continuo y una posición semiincorporada para respirar, además de los síntomas propios de crup, pueden sugerir epiglotitis. Otras causas de estridor menos frecuentes que deben ser tambien consideradas incluyen: aspiración de cuerpo extraño, absceso retrofaríngeo o aspiración de cuerpo extraño.
La existencia de sintomatología típica de crup con buena respuesta al tratamiento inicial, hacen recomendable no realizar estudios complementarios de laboratorio o radiografias de tórax de forma rutinaria; sin embargo,  una evolución clínica atípica puede justificar, tanto la realización de estudios de laboratorio con la finalidad de aclarar la posible etiología del proceso, como una radiografía de cuello en dos proyecciones que puede poner de manifiesto un contorno traqueal roto o un doble contorno (en los casos de traqueitis bacteriana); un engrosamiento de la epiglotis o de los pliegues ariepiglóticos (sugestivo de epiglotitis); o un engrosamiento de partes blandas en orofaringe posterior (sugerente de absceso retrofaríngeo). En los casos con clínica mas severa la pulsioximetria continua puede estar justificada.

Para la valoración de la severidad del crup se propuso en anteriores artículos (Dexametasona oral en dosis única: Un tratamiento efectivo de las laringitis agudas en la sala de urgencias) la puntuación del escore de Taussig. Sin embargo, diversas asociaciones médicas pediátricas entre ellas la Alberta Medical Association (Canada), proponen la realización del escore de crup de Westley modificado (Westley C, Cotton E, Brooks J. Nebulized racemic epinephrine by IPPB for the treatment of croup. Am J Dis Child. 1978;132:484–487). Esta escala de puntuación clasifica los crup en 4 categorías de severidad creciente:
     
Nivel de severidad Características
Puntuación
(Westley)
Leve Tos ronca ocasional
No estridor en reposo
No tiraje intercostal ni suncostal
0-2
Moderado Tos ronca frecuente
Estridor audible en reposo
Tiraje supraesternal y esternal
Poco/Ausencia de distress o agitación
3-5
Severo Tos ronca frecuente
Retracciones torácicas inspiratorias importantes y ocasionalmente estridor espiratorio
Distres y agitación significativos
6-11
Fallo respiratorio inminente Tos ronca, menos prominente
Estridor audible en reposo, no marcado
Tiraje supraesternal poco marcado
Letargia
Cianosis
12-17
El esquema terapéutico de estos pacientes comienza por la administración de aire humidificado, que en los casos de crup leve puede ser suficiente en opinión de algunos autores. Sin embargo, las evidencias existentes hasta el momento no apoyan esta práctica clínica, no se ha demostrado mejoría en la escala de severidad en los niños tratados con aire ambiente humidificado.  La administración de heliox en niños con crup severo puede ser beneficiosa desde el punto de vista teórico, al disminuir la densidad del aire inspirado y en consecuencia las turbulencias; no obstante hasta el presente existen escasas evidencias que apoyen su uso en esta patología.
No existen ensayos clínicos controlados que apoyen el uso de analgésicos y antipiréticos en el crup. Sin embargo, la lógica nos induce a pensar que la reducción de la fiebre y la mejora del estado general del paciente deben tener su repercusión en la evolución clínica del paciente. Tampoco existen ensayos clínicos que demuestren beneficios razonables de la medicación antitusígena y descongestiva en el crup. Por otro lado, el tratamiento antibiótico empírico no parece razonable de entrada, dado que la etiología (salvo en los casos de traqueitis bacteriana, de baja frecuencia, <1/1000 casos) es viral. Tampoco existen ensayos clínicos controlados que apoyen el tratamiento con β2-adrenérgicos selectivos en el crup, aunque desde un planteamiento fisiopatológico no parece razonable proponer su uso. Sin embargo, la adrenalina si que ha sido usada y estudiada en el crup; diversos ensayos clínicos han demostrado mejoría en los escores de puntuación de crup a los 10-30 minutos de su uso, esta mejoría suele mantenerse al menos durante la hora siguiente, pero es recomendable mantener una observación estrecha en las 2 horas siguientes, diversos estudios observacionales demuestran que si transcurrido este tiempo no se empeora en la escala de severidad del crup, generalmente esta no tiene lugar, por lo que el paciente puede ser remitido a su domicilio con ciertas garantías.  Las dosis utilizadas en la mayoría de los casos han sido de 0.5 ml de adrenalina racémica (2.5%) o 5 ml de adrenalina al 1:1000 nebulizadas. Los beneficios del tratamiento con corticoides ya fue tratado en el artículo Dexametasona oral en dosis única: Un tratamiento efectivo de las laringitis agudas en la sala de urgencias, así que no vamos a volver incidir en este aspecto. Una pauta de actuación según la severidad del crup es la que recomiendan C. L. Bjornson and D. W. Johnson. Croup-treatment update. Pediatr.Emerg.Care 21 (12):863-870, 2005; y que se reproduce en la figura 1.
El tratamiento del crup comienza clásicamente con la administración de aire humidificado, seguido por la administración de corticoides orales, nebulizados o intravenosos, o en algunos casos adrenalina nebulizada. Teóricamente la administración de aire humidificado origina una mayor fluidez de las secreciones y reducción de edema. Sin embargo, algunos autores han puesto en duda la utilidad de la humidificación ambiental en el crup, aduciendo que el tamaño de las partículas generadas por los humidificadores no es óptima para su deposición en la laringe, y en experimentación animal, la respiración de aire seco o aire húmedo no modifica el edema laríngeo inducido experimentalmente.

Estos hechos esta haciendo que en algunos países el uso de aire humidificado en el tratamiento del crup este siendo abandonado, y para arrojar algo de luz sobre este hecho M. Moore and P. Little. Humidified air inhalation for treating croup: a systematic review and meta-analysis. Fam.Pract., 2007; publican esta revisión sistemática donde se seleccionan tres estudios con una calidad metodológica suficiente, donde al margen de la administración de dexametasona o adrenalina se administra aire humidificado. Estos autores observan la ausencia de beneficios en la administración de aire humidificado en el crup moderado, por lo que no existen en el momento actual argumentos para continuar recomendando la humidificación del aire como medida habitual de tratamiento.
      Dr. José Uberos Fernández

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